Carta Pastoral Octubre 2020

October 23, 2020

Amada Alianza Cristiana y Misionera,


Estoy convencido de que el proceso político por el que atraviesa nuestro país exigirá de nosotros, quizás más que nunca, el que verdaderamente seamos una iglesia centrada en el Evangelio, llena del amor y el poder del Espíritu, para gloria de Dios y gozo de PR y el mundo. Escribir las líneas que siguen me ha costado mucho pues estoy consciente de que puedo ser mal interpretado, y honestamente hubiera preferido no tener que hacerlo. Pero he comprendido finalmente que es mi deber ministerial recordarles humildemente varios principios que han de dirigir siempre el norte de la iglesia, y eso es lo que por aquí, con profundo amor y respecto, me propongo hacer.

Como pastores y obreros oficiales de nuestra denominación, está en orden el que animemos a todos a participar del ejercicio de la democracia. Y está en orden también, el que asumamos consistentemente nuestro rol profético en la sociedad; pero sin que ello se traduzca finalmente en un endoso público de partido político alguno. Sé que las intenciones de aquellos que puedan diferir de esto último, son informadas por una genuina preocupación y por el profundo deseo de ayudar.  Sumado a que según parece una buena sección de la iglesia (tanto en PR como en los EU) sostiene esa misma posición, debido en parte a la gran afinidad que  esta puede sentir con algún partido político en carrera.

Pienso humildemente que parte de la confusión que alguno pudiera tener al respecto estriba al menos en dos importantes dinámicas. Primero, en que no siempre tenemos claro en qué consiste precisamente el rol profético de la iglesia. Y segundo, en que no siempre parece claro dónde comienza el ciudadano privado y donde comienza el pastor como figura pública. Concedo por ende que hay espacio para oportunamente sostener una respetuosa e interesante conversación a esos fines. Sin embargo, al menos por ahora debo plantear por aquí que en lo que respecta a ambas dinámicas, la invitación que le hago a nuestro cuerpo ministerial e iglesia (La Alianza), es a que considere lo que les comparto a continuación.

Por un lado, ayudaría mucho ponderar sosegadamente unas expresiones que recientemente me ayudara a recordar un pastor fuera de PR. Esta fue pensada y articulada por una de las personas que más estatura profética alcanzara en la historia reciente - el Rev. Martín Luther King Jr. Sus palabras fueron: “la iglesia debe recordar que no es el amo ni el sirviente del Estado, sino la conciencia del Estado. Debe ser la guía y la crítica del Estado, y nunca su herramienta.”

Puedo entender muy bien cuán tentador puede ser hoy día ignorar ese principio, y no niego que en ocasiones he estado a punto de flaquear ante la enorme presión recibida. No me refiero solo a la presión ejercida por la opinión pública de sectores de la iglesia. Se trata también de la presión que de mí mismo siento, ante todo lo que parece estar en juego en estas elecciones. Pero humildemente les suplico que la resistamos, no solo por el bien de la iglesia sino también especialmente por el bien de aquellos a quienes estamos llamados a ganar para Cristo. Eso no significa que no debamos participar de los procesos políticos, ni que la persona cristiana como individuo no deba participar de la política partidista haciéndose incluso disponible para servir bien en un cargo político. Lo que sí significa es que las iglesias deben mantenerse al margen, como cuerpo, de ese tipo de luchas; so pena de perder la libertad e independencia necesarias para poder ser precisamente esa voz que sirve de conciencia, y que tiene lo que se necesita para defender lo bueno, lo puro, lo justo y lo verdadero.

Por otro lado, ayudaría mucho ponderar sosegadamente también el dónde comienza el ciudadano privado y dónde comienza el pastor como figura pública. Bueno, en cuanto a esto hay que decir que nuestro código de ética ministerial vigente nos da gran luz al respecto. En la sección 4, artículo 2 de este, dice así:

“Me comprometo a no utilizar mi estatus ministerial o autoridad para influir en el pensamiento político-partidista de los feligreses o personas de la comunidad. La iglesia nunca debe convertirse en un manipulador político. Aunque la vida política partidista es derecho de los ciudadanos, el pastor debe enfocar su ministerio sobre asuntos claramente morales, no partidistas. La participación en actos de desobediencia civil es una excepción a la norma de obediencia legítima al gobierno y debe ser una estrategia de último recurso, utilizada únicamente ante leyes que sean claramente injustas y en contra de la voluntad expresa de Dios, mediante actos públicos no clandestinos, como consecuencia de haber agotado todos los medios legales de cambiar la ley, y aceptando voluntariamente y sin violencia el castigo personal que conlleva. El pastor no es un ciudadano privado cuando hace expresiones de apoyo o endoso político a candidatos, y por lo tanto debe abstenerse de los mismos...”

Por eso, y teniendo presente que primeramente "somos ciudadanos del cielo" (Fil 3:20) y "embajadores de Cristo" (2 Cor 5:20), les suplico encarecidamente que protejamos celosamente nuestra distintiva voz profética, usándola para anunciar y promover la suprema lealtad debida solo a Cristo. Recordando que en todo el mundo no hay nada como la iglesia, cuando esta encarna el mensaje que predica gozando así de una profunda e influyente autoridad moral. Si ingenuamente, aun albergando las mejores intenciones, renunciáramos a hacer uso de nuestra propia voz como iglesia, delegándola inadvertidamente en partidos políticos, perderemos todos, y perderemos muchísimo.

Creo que el sabio consejo de CS Lewis puede servirnos mucho en días como estos. Lewis, reaccionando a la acusación de que los cristianos supuestamente se enajenan de este mundo al hacer énfasis en el siguiente, escribió: “Los cristianos que más hicieron por el mundo presente fueron precisamente aquellos que pensaron más en el venidero. Fue a partir de que los cristianos comenzaron a pensar menos en el otro mundo que se hicieron más ineficaces en éste. Apunta al cielo y también le darás a la tierra; apunta a la tierra y no le darás a ninguno.”

Termino, invitándoles muy respetuosamente a ser, hoy más que nunca, una iglesia centrada en el evangelio, llena del amor y el poder del Espíritu, para la gloria de Dios y gozo de PR y el mundo.


Gracia y Paz.  Les amo,  

Pastor Javier Gómez

Superintendente

Alianza Cristiana y Misionera - Distrito de PR